Esta nación hunde sus raíces en el antiguo Imperio Mongol, que dominó gran parte de Asia durante el siglo XIII. Posteriormente perdió su independencia al ser asimilado por Manchuria de finales del siglo XVII a 1911, año en que recuperó brevemente su independencia, hasta que en 1919 las tropas chinas ocuparon su capital. En 1921, con la ayuda de la Unión Soviética, volvió a independizarse y tres años más tarde, en 1924, se proclama la República Popular de Mongolia, adoptando políticas comunistas y, de hecho, considerándose un estado satélite de la Unión Soviética. Sin embargo, tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, Mongolia aprueba en 1992 una constitución liberal que marca la transición a la democracia representativa y en la que el país cambia el nombre a Mongolia.
Es el decimonoveno país más grande, con 1 564 116 kilómetros cuadrados, pero también el menos densamente poblado del mundo: el país está dominado por estepas y montañas al norte y oeste, y el desierto de Gobi al sur. De los 3,1 millones de habitantes, existe una alta tasa de nómadas y seminómadas, que ronda un 30%. Un 90% de los habitantes son de la etnia mongol, con una minoría de etnias túrquicas como el kazajo. El budismo tibetano es la religión mayoritaria del país, siendo junto con Bután las únicas naciones independientes donde esta religión es predominante.